Wednesday, August 29, 2007

"Soy un artista."

Si señores, finalmente puedo decirlo. Después de años de contemplación y de lamentar el no haber tenido la opción ni la formación, me cagué en todo y decidí empezar en un taller de teatro.
Si, estoy en un pequeño taller de teatro donde espero progresar y evolucionar de primate a hombre. O al menos quedar como un primate con onda.
Mi psicologa me dijo que estaba siendo muy exigente conmigo mismo. Y tiene razón, pero supongo que lentamente iré quedando supeditado a la realidad.
En estos dias prometo comprarme La naranja mecánica, porque quiero centrarme en ese libro, quiero leerlo (en su idioma original, que si tienen idea, van a ver que no es inglés 100%).

Quien sabe.... quizá un día me vean con mis droogs.

Arevoir

Sunday, August 05, 2007

Recomendación:




Princesas desterradas

Intérpretes: Candela Peña, Micaela Narváez, Mariana Cordero.
Guionista y dirección: Fernando León de Aranoa
Música: Alfonso de Vilallonga, Manu Chao
Estreno: septiembre de 2005


Esta es la historia de dos mujeres, dos putas, dos princesas. Caye tiene casi treinta años, el flequillo de peluquería y un atractivo discutible, de barrio. Zulema es una princesa desterrada, dulce y oscura, que vive a diario el exilio forzoso de la desesperación. Lleva siempre encima una fotografía de su hijo y la diferencia horaria que la separa de su país metida dentro, por eso llora a veces a destiempo. Cuando se conocen están en lugares enfrentados: son muchas las chicas aquí que ven con recelo la llegada de inmigrantes a la prostitución, les restan espacio y clientes con su exotismo, abaratan los precios, dificultan su difícil trabajo. Caye y Zulema no tardan en comprender que, aunque a cierta a distancia, las dos caminan por la misma cuerda floja. Funambulistas experimentadas, hacen equilibrios cada noche por el alambre afilado de los arcenes. Como los héroes de los cuentos, se disfrazan a veces en las cabinas, en los ascensores. Como ellos, tienen dos identidades, dos nombres, dos vidas. La real y la otra, la que nadie conoce, que también es real. Esta es su historia, la historia de un descubrimiento imprevisto: el de uno mismo en el otro, en aquel al que imaginábamos un enemigo. La historia de su complicidad, que es casi un pacto. Ese que, secretamente, sin darse apenas cuenta, firman a diario Caye y Zulema: dos mujeres, dos putas, dos princesas.